sábado, 15 de mayo de 2010

Aquel pueblecito

Abajo está, entre barrancas,
cobijado por viejas montañas.
Unas pocas casas a un lado y otro
de aquellas aguas,
puras y cristalinas, del cercano manantial,
que, en su caminar, jugaban con dos molinos
a majar el grano del trigo.

Después, más tranquilas, se dejaban
arrastrar por el lecho del cercano río,
río Dulce... también de nombre.
Como belén de Navidad, casas bajas diseminadas aquí y allá;
en sus chimeneas el humo, siempre prendido
de ellas.
Era un pueblo alcarreño, era real y... un ensueño.

Un solo puente, de piedra, unía a aquella gente.

Tuve a sus hijos en mi escuela,
cuando yo era un crío;
poco les pude enseñar de la vida,
pues poco era lo que yo había, aún, aprendido
de ella.

Aquel pueblecito tenía una iglesia
-una vez a poco se la lleva el río embravecido-
y la escuela...ésta era mi dominio, gran dominio,
por cierto;

pues la escuela, como patio de recreo,
tenía la naturaleza entera: unos grandes
y verdes prados
que perfilaba, y refrescaba, ese bendito río,
bendito por aquel liquido, cangrejos y truchas
que albergaba en su recorrido.

Eran gentes sencillas, de escasos bienes;
labradores, pastores de cabras,
cabras que adornaban los montes,
que alegraban el paisaje con sus balidos.

Me confiaban a sus hijos; yo les enseñaba las primeras letras,
las primeras cuentas,
teoremas y álgebra a los más crecidos...
mi ardor y vocación juvenil eran agradecidos;

me obsequiaban con la leche fresca, recién ordeñada,
de sus vacas y cabras,
con los lomos tiernos de las matanzas,
con las truchas que Mariano pescaba
-con el cebo atado a la punta de una rama,
cual varita mágica-
Mariano, rudo y fornido, me llevaba a cuestas
para vadear el río, alguna vez muy crecido.

Los alumnos y sus padres... mis amigos.

Un día, mientras jugaba en las eras con mis alumnos,
durante un recreo, a lo lejos vi llegar a un sacerdote,
a su lado una joven de cabellos rubios,
más rubios que el trigo presto a ser molido.

Aún no sé por qué, el cura me dijo
que aquella joven se quedaba en mi puesto, de maestro.

Apenas palabra pude balbucear,
no supe preguntar el por qué, cuál era el motivo;
mi plaza era de suplente, ella tampoco era la titular...
allí terminó mi vocación docente.

Sólo unos meses pude disfrutar de aquel idílico pueblo escondido.

(Del poemario "Frente quebrada")

12 comentarios:

  1. Olá, amigo!
    Conheci seu espaço...
    Lindo poema!
    Retrata um paraíso...
    Sua poesia é cheia de vida e cor... tem alma!
    Um ótimo fim de semana!
    Beijinhos.
    Itabira - Brasil

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  2. Muchas gracias , Magia da Inés,por tus bonitas palabras; sé bienvenida a este rinconcito.
    Buen fin de semana para tí.
    Y más besos para tí,bonita.

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  3. "más rubios que el trigo presto a ser molido"

    Me gusta mucho este verso. La historia del poema tiene mandanga.

    Abrazotes.

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  4. Ya sé por dónde vas... no intento sugerir nada sin tener una sospecha(en aquellos años yo era más inocente que un cabás) ni nada despúes me dió a entender que hubiera ocurrido algo. No; Dios me libre de levantar falsos testimonios.
    Simplemente, supongo que fuera una cacicada.
    Un abrazo, D. Jesús.

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  5. Bravo por la vida simple, sencilla sin oropeles, qué bello texto amigo.

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  6. María, qué bien que te decidas a salir a la red; se te echa en falta.
    Abrazos.

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  7. Ay, Jorge, como alcarreña me quedo prendida de esta bella historia, a pesar de la "cacicada", es preciosa, preciosísima, enhorabuena poeta.

    Besos y un gran abrazo con cariño.

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  8. Paloma, pues creéme que me encanta que te haya gustado este poema, pues es de los primeros que escribí.
    Muchas gracias.
    Tu cariño es correspondido.

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  9. Aquí estoy, amigo poeta, dispuesto a acabar con el silencio (leer y leer, pero no comentar). Ahora me doy cuenta de que no he añadido a mis listas tu otro blog y el de tu hermana. Corregiré este fallo as soon as posible. Te diré que tus poesías son muy cálidas y entrañables, del estilo de pensamiento que idealizo. Procuraré en el futuro profundizar en ellas, así que ¡prepárate!. Un abrazo ab imo pectore.

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  10. Gracias, Fernando. Paso al correo electrónico.
    Ab imo pectore, otro abrazo.

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  11. Jorge,hermoso poema, bellas historias escribe tu pluma que dan al alma tanta alegria, es un placer enorme seguir tus letras, son bellisimas.
    besitos para ti Jorge

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  12. Descubro ho, ahora, este comentario. Gracias, Noemi, y perdona mi despiste.
    Besos.

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