Tu frente está surcada
por caminos sinuosos,
encrucijada de alegre memoria,
y de recuerdos tormentosos.
Tu mirada envuelve el paisaje yermo
de los campos, con ojos vacíos de alegrías,
húmedos, de sentimientos tristes, dolorosos.
Lejanos horizontes de historias acabadas,
vidas errantes
y vidas enfrentadas.
Ojos oscuros con luces reflejadas; seres
perdidos, personas amadas.
Sienes nevadas, cual los picos de las montañas.
Tus ojos ven caer
las hojas marchitas del recuerdo.
(Del poemario "El otoño en tus ojos"
sábado, 22 de mayo de 2010
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Me encanta el título y el poema. Esas cicatrices que vamos coleccionando y que son la huella indeleble de nuestra vida... decía García Márquez que un rostro sin cicatrices es un rostro sin amor, y qué razón tenía.
ResponderEliminarUn abrazo extra fuerte.
Jorge:
ResponderEliminar¿Para cuando?
Sí, Paloma, esas cicatrices son, como muy bien dices, las actas de nuestras vidas.
ResponderEliminarBesazo.
Jesús, ¿qué quieres decir?
ResponderEliminarUn abrazo.
Para cuando "El otoño en tus ojos"???
ResponderEliminarMuy bien contado lo que guardan unos ojos maduros. Aunque la madurez no implica que no se vea también brotar las hojas nuevas.
ResponderEliminarUn beso
Yo losd tengo invernales ya.
ResponderEliminarDisculpa, no lo había entendido.
Gracias, Ana; por supuesto, espero que las sigamos viendo brotar en muchas primaveras.
ResponderEliminarUn beso.
Jorge Hermoso poema al Otoño de nuestras vidas, las hojas caeran su mirada se opacará pero siempre vuelve a surgir la primavera en el corazón devolviendo brillo en su mirar y flores para admirar. me encanto.
ResponderEliminarbesitos para ti Jorge
Moemi, acabo de ver tu comentario; muchas gracias y perdona el retraso.
ResponderEliminarGracias también por esas bonitas palabras que adornan tu comentario.
Un beso.