jueves, 8 de abril de 2010

A un amigo.

Cuando, últimamente, nos vemos
no sé qué decirte, amigo,
¡no sabemos qué decirnos!
Nuestras palabras están enmohecidas
de no usarlas, por el moho de los años.
Y, sin embargo, ¡nos conocemos hace tanto,
tanto tiempo!

Cuando nos vemos, descubrimos nuevas arrugas
en nuestros rostros,
arrugas y manchas en nuestras manos.
El tiempo, la vida nos ha ido separando;
a tus amigos no los conozco.
Yo no conozco, no sé ya de tus ilusiones,
no sé de tus éxitos, ni sé de tus fracasos.
Mucho tiempo lejos , mucho tiempo separados,
y... sólo, ¡por unos cientos de pasos!

(Del poemario "Me traía una sonrisa")

6 comentarios:

  1. Impresionante poema, amigo poeta. Es verdad lo que relatas. Pero me gustaría pensar más bien como el admirado poeta gallego Celso Emilio Ferreiro cuando dice:

    Pienso para mí y digo:
    parece un sueño,
    pero todo lo que no es poesía
    es irrealidad

    A veces pienso que esos pensamientos tristes que tenemos al ver de cerca eso que consideramos penosa realidad, podemos reemplazarlos con poesía y así convertir eso mismo en irrealidad. Un fuerte abrazo.

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  2. Jorge, tristes palabras en este poema hermoso a un amigo. Te leo y reflexiono. Te dejo un beso Jorge, cuidate mucho.

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  3. Fernando, muchas gracias por tus palabras y la cita que comentas.
    Otro abrazo para tí.

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  4. Poetiza, muchas gracias, siempre tan amable.
    Besos.

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  5. Los amigos antiguos son el reflejo de nosotros mismos. En ellos vemos nuestra propia evolución. Y siempre es fácil retomar la conversación... decíamos ayer...

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  6. Sí, Ana, supongo que tienes razón.
    Saludos.

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